Personajes

JOSÉ HERNÁNDEZ LÓPEZ ("El Rubiante")
Comenzamos este capítulo de la historia teguestera con esta magnífica aportación hecha por Erasmo Fajardo, padre de Víctor Fajardo, alumno de 3º del 2008/09, dedicada a una persona humilde y sencilla que compartió su vida entre las labores del campo y el placer de la lectura.

José Hernández, "El Rubiante", es un ejemplo de ese grupo de personas que desarrollaron durante toda su vida un trabajo de subsistencia.

En un entorno rural como era el de Tegueste en la primera mitad del siglo XX, la mayor parte de los habitantes dedicaban casi todo su tiempo a trabajos de subsistencia.  Bien en una pequeña propiedad o en propiedades ajenas en régimen de rentas, el producto del trabajo agrícola y ganadero era el principal sustento de la población.

Las pequeñas huertas que cultivaba y algunos rincones de los montes circundantes constituyeron el espacio en el que José aplicaba su fuerza de trabajo para obtener productos destinados al consumo propio: carbón, papas, verduras; y a la venta.

Casado con Antonia Fajardo, con los años pasó a vivir en una casa junto a la calle que actualmente lleva su nombre y que su suegro Rafael tuvo, como medianero, en la finca de Manuel Ferreira.

Las condiciones de trabajo, su escasa rentabilidad y, acaso, la costumbre, no hacían posible que una persona como José,  con su carácter de rebeldía a las ataduras impuestas, pudiera disponer de aquellos elementos indicativos de una situación de confort que empezaba a experimentarse poco a poco en la segunda mitad del siglo XX.

Sin embargo, mientras el concepto de progreso personal, como sucede habitualmente, se reducía a un incremento de las posibilidades económicas, pocas personas en el pueblo habían oído hablar de Viera y Clavijo y, mucho menos, de su obra "Historia General de las Islas Canarias".

José no conocía el confort pero sí la obra de Viera y Clavijo. En su afán de conocer, de aprender, leía todo lo que se ponía a su alcance.

Prefería el traje de aprender que el de aparentar. Una frase suya, espetada a alguien que le recriminó su aspecto desaliñado en uno de los momentos de ocio que tenía con otras personas alrededor de una botella de vino, lo resume: " a la persona se le mide, no por la ropa que lleva sino por las virtudes que encierra".

Al único traje que se rindió fue al que llamaba "traje de madera", el __ de_______ de 197

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